Para aquellos que suelen seguir la astrología, solo la mención de la palabra Saturno puede, al menos, provocar escalofríos.
Saturno es sin duda uno de los planetas más temidos de nuestro Sistema Solar.
Saturno lleva un aura de fatalidad, pero, ciertamente, hay un malentendido sobre cuán beneficioso puede ser y cuánto puede ayudarnos a lo largo de nuestras vidas.
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Aquellos que tienen el ascendente o cualquier otro planeta en uno de estos signos sintieron el peso de las manos de Saturno en sus vidas.
Los sagitarianos, géminis, virgos y piscianos ya pueden sentir la fuerza de Saturno y también están comenzando a notar sus signos.
Los caminos se trazarán lentamente y seguramente, ya que este señor no tiene prisa ni simpatiza con la debilidad humana.
Saturno en Sagitario tocará la vida de todos, pero especialmente aquellos que tienen el Sol, ascendente, o planetas importantes en estos cuatro signos.
Saturno en Sagitario, colectivamente, nos obligará a reevaluar nuestra fe y nos brindará oportunidades para recuperar nuestro poder personal.
Los estudios, la meditación, los viajes, mudarse a diferentes ciudades y países, el hambre de conocimiento, las publicaciones, todo esto ganará fuerza y peso en los próximos años. Vea el perfil de cada signo del zodíaco.
Señor del Karma
Saturno es seco, severo, duro, y hasta sus cualidades no nos suenan muy bien. Cuando toca nuestra carta natal, exige y no acepta excusas. Requiere autocontrol, seriedad, responsabilidad, precaución. Él es Chronos, el señor del tiempo, y no acepta ninguna forma de ansiedad cuando estamos siendo guiados por él. Suelo decir que Saturno no tiene sentido del humor, siempre está con el ceño fruncido y listo para una buena lección si, por casualidad, nos salimos de la línea.
El tránsito de Saturno a través de nuestra carta natal, cuando involucra nuestro signo solar, ascendente, Luna, o cualquier planeta que esté en su camino, limita, trae obstáculos, a menudo frustra y nos trae pérdidas que pensamos que no podríamos soportar. Saturno a menudo trae dolor, pero ese dolor que educa, que nos hace crecer y tomar nuestro propio camino. Está claro que nos lleva algún tiempo entender su fuerza y necesidad. Pero, cuando comenzamos a percibir su mensaje y nos unimos a él, ¡ah! La sensación de protección y satisfacción comienza a llenar nuestro corazón.
La seguridad y la protección surgen porque Saturno nos señala la dirección de la estabilidad y la creación de estructuras importantes en nuestras vidas. Es como construir un edificio, donde necesitamos despejar la tierra y comenzar con una base sólida.
Trabajo es su nombre y, cuando toca nuestras vidas, lo mejor que podemos hacer es ponernos manos a la obra y trabajar duro en la dirección de nuestros objetivos. La paciencia y la sabiduría son cualidades que Saturno suele hacernos desarrollar. Es por eso que Saturno rige la vejez.
Saturno enseña, nos arranca del camino incierto y nos coloca en el prumo. Nos obliga a revisar metas, caminos y nos da la fuerza necesaria para seguir. Por eso también se le conoce como el señor del karma. Su símbolo es una calavera con una guadaña en la mano.
Cuando llega, siega todo lo que no esté en consonancia con su destino, para que la tierra esté bien preparada para una nueva siembra y cosecha.
Nada de lo que pasamos cuando Saturno atraviesa nuestras vidas es innecesario, ya que nos educa y nos madura. Saturno es el típico padre severo que exige a sus hijos para que se conviertan en mejores personas.
Las personas mayores suelen tener más facilidad para lidiar con la energía de Saturno, por razones obvias, ya que Saturno, además de regir la vejez, nos hace más maduros y sabios.
¡Manos a la obra en la construcción de otra etapa de la vida!